Viajes de larga distancia: ¿vale la pena el dolor?
Peter examinó nuestro entorno. “¿Vas a estar bien aquí?” -Preguntó nervioso, recordando mi crisis nerviosa en Beverly's Beach. Acabábamos de terminar nuestro recorrido por las instalaciones del albergue ecológico de la isla Mafana frente a la costa de Vava'u, Tonga. Peter, que ha pasado meses de su vida acampando salvajemente, no estaba impresionado, pero yo no había abordado algo tan fundamental desde mi viaje a Bangladesh hace 20 años. ¿Podré manejarlo? Los puntos débiles de las duchas de agua de lluvia: como en la isla no hay agua corriente, tuvimos que ducharnos con agua de lluvia estancada, lo cual era molesto...
Viajes de larga distancia: ¿vale la pena el dolor?
Peter examinó nuestro entorno. “¿Vas a estar bien aquí?” -Preguntó nervioso, recordando mi crisis nerviosa en Beverly's Beach.
Acabábamos de terminar nuestro recorrido por las instalaciones del albergue ecológico de la isla Mafana frente a la costa de Vava'u, Tonga. Peter, que ha pasado meses de su vida acampando salvajemente, no estaba impresionado, pero yo no había abordado algo tan fundamental desde mi viaje a Bangladesh hace 20 años. ¿Podré manejarlo?
Los puntos de dolor
- Regenwasserduschen: Da es auf der Insel kein fließendes Wasser gibt, mussten wir in stehendem Regenwasser duschen, das mit ärgerlicher Genügsamkeit aus einem oben liegenden Fass tropfte. Meine Haare zu waschen erforderte eine zenartige Geduld, die ich einfach nicht habe.
- Gesalzenes Besteck: Das Regenwasser auf der Insel ist kostbar, also mussten wir unser gesamtes Geschirr im Meer spülen – was nicht gerade über meine Hygienestandards hinausgeht.
- Essensentsorgung: Unsere Essensreste mussten bei einem Baumstumpf entsorgt werden, damit „die Mäuse aus der Küche bleiben“.
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Inodoro de compostaje: Era un cubo en un cobertizo de hojalata con algunas tablas de madera ensambladas para sentarse. No hubo rubor; sólo un cubo de ceniza para disfrazar tu negocio.
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Aislamiento total: No había agua potable por ningún lado. No había tiendas, calles ni gente. Aparte de mí, Peter y Vinnie, que dirige el lugar, en realidad no había nadie en toda la isla, lo que le daba una sensación decididamente inquietante.
El punto de inflexión
En nuestro segundo día decidimos navegar en kayak hasta algunas islas pequeñas y sin nombre cercanas. Hemos tenido la suerte de vivir algunas experiencias increíbles (como una cena privada en un banco de arena en medio del Océano Índico), pero siempre fueron organizadas por un resort.
Esta vez, sin embargo, estuvimos allí por iniciativa propia. No hubo un depósito de cien dólares para llevarnos allí, ni un capitán esperando para llevarnos de regreso, ni instrucciones de seguridad, ni canasta de alimentos, ni acompañante.
Teníamos estas islas del Pacífico para nosotros solos. La rareza de esta experiencia fue realmente impresionante. Mientras miraba a través del agua hacia la isla Mafana, me di cuenta de que probablemente nunca volvería a estar en una posición como esa.
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el veredicto
Los viajes de larga distancia valen la pena. Sí, tuvimos que tomar dos vuelos y un barco para llegar allí, y sí, nos quedamos sin agua potable, y sí, nuestras comidas contenían más sal marina que una elegante bolsa de patatas fritas Waitrose, pero la pura maravilla de explorar islas deshabitadas del Pacífico superó con creces el dolor.
Imagen principal: Google Maps
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