Historia oscura: un recorrido por la ciudad muestra el pasado nazi de Burgkunstadt

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Max Konrad realiza un recorrido histórico por Burgkunstadt para informar sobre la dictadura nazi y el destino de los ciudadanos judíos.

Max Konrad führt einen historischen Rundgang durch Burgkunstadt, um über die Nazi-Diktatur und das Schicksal der jüdischen Bürger zu informieren.
Max Konrad realiza un recorrido histórico por Burgkunstadt para informar sobre la dictadura nazi y el destino de los ciudadanos judíos.

Historia oscura: un recorrido por la ciudad muestra el pasado nazi de Burgkunstadt

Un joven, Max Konrad, dirigió recientemente un grupo de unos 30 ciudadanos a través de Burgkunstadt para proporcionar información sobre los tiempos oscuros de la dictadura nazi. Konrad, uno de los cuatro guías urbanos voluntarios, ofreció a los participantes un recorrido histórico que iluminó el pasado de la ciudad y de sus habitantes en seis o siete estaciones. La impresionante caminata proporcionó mucha información e historias sobre los drásticos acontecimientos que dieron forma a la ciudad.

La historia de Burgkunstadt muestra una ciudad convulsionada después de la Primera Guerra Mundial y las consecuencias de la crisis económica en la República de Weimar. En 1928 se pavimentó la Bahnhofstrasse y en 1930 se introdujo el primer sistema de recogida de basura. El panorama político cambió drásticamente cuando Adolf Hitler fue nombrado canciller el 30 de enero de 1933. Esto provocó la destitución del alcalde Hans Agath y el nombramiento del Dr. Leo Feuersinger y diez concejales del NSDAP.

La vida judía en Burgkunstadt

La vida judía juega un papel central en la historia de la ciudad. En 1851 se fundó una escuela judía en Feuerweg 19, que funcionó hasta noviembre de 1938. El destino de los ciudadanos judíos terminó trágicamente cuando Ignaz Steinbock fue deportado y asesinado el 24 de febrero de 1942. De los 53 ciudadanos judíos que todavía vivían en Burgkunstadt en 1933, en 1939 sólo 32 estaban registrados y en 1942 el número se había reducido a 13. Muchos de ellos Fueron amenazados por una turba que devastó la ciudad durante la noche del pogromo de 1938.

La ciudad compró la sinagoga y el cementerio judío el 10 de noviembre de 1938 por 1.000 marcos Reich en lugar de prenderles fuego. Sin embargo, las familias judías restantes sufrieron terribles represalias. Estas medidas también afectaron a la familia Banemann, que emigró en 1939. El historiador de la ciudad Rudi Fetzer habló recientemente en una conferencia con motivo del 80 aniversario de estos terribles acontecimientos sobre la deportación de los últimos ciudadanos judíos de Burgkunstadt en 1942. Fetzer recordó haber crecido en el antiguo barrio judío y relató una emotiva visita del hijo de un fabricante de zapatos judío que quería visitar la tumba de sus antepasados.

Condiciones económicas y sus consecuencias.

La situación económica de Burgkunstadt estuvo fuertemente influenciada por la dictadura nazi. Friedrich Baur fundó Baur Versand en 1925, que construyó un nuevo edificio en 1936 y se hizo cargo de la fábrica de zapatos Iglauer en 1938. Los nacionalsocialistas restringieron las ventas por correo, lo que provocó una disminución del número de empleados. Un mecenas rico, la fábrica de zapatos Püls, producía en su mejor momento 5.000 pares de zapatos al día.

En la Segunda Guerra Mundial murieron 242 habitantes de Burgkunstadt, lo que corresponde al 10% de la población, y todos los judíos que no pudieron emigrar fueron asesinados. Las circunstancias inimaginables durante la deportación de los ciudadanos judíos, que fueron llevados en un tren especial a Krasnystaw en Polonia, se caracterizaron por condiciones inhumanas y un viaje de 66 horas sin baños ni agua potable. La deportación de diez judíos, entre ellos Hans-Peter Steinbock, de cinco años, tuvo lugar el 24 de abril de 1942.

En general, el recorrido, que dura aproximadamente dos horas, ilumina las numerosas facetas de la historia de Burgkunstadt y fue percibido por los ciudadanos como un importante recuerdo. Los eventos y conferencias fortalecen la memoria de los acontecimientos del pasado, que pretenden mantenerse vivos a través de la cultura del recuerdo.

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